La elegancia se hizo casa

junio 12, 2011


Este precioso piso es la perfecta conjunción entre presente y pasado. Con tanto gusto como su dueña, rezuma elegancia. Los muebles de herencia conviven en armonía con piezas más actuales, como una consola lacada roja que nos recibe al entrar o un banquito que salvó de acabar en la basura. ¿El resultado de tal mezcla? Una casa cálida, relajante y acogedora, perfecta para una tarde de amigas ante una taza de té.
Un precioso mueble de Caoba de Cuba heredado de su abuela.Su interior guarda auténticos tesoros a modo de vajilla y cristalería, algunas también de herencia, en este caso de su tatarabuela, y otras compradas por su madre, de la que mi amiga debe haber heredado no sólo piezas maravillosas sino también su buen gusto.
Un dormitorio tranquilo y acogedor con el suelo totalmente tapizado de alfombra, algo que le encanta.


Estas dos piezas quedan como un guante al dormitorio a pesar de que su procedencia es bien distinta. El silloncito lo heredó de su abuela y luego lo retapizó de un precioso color berenjena, y la banqueta fue rescatada de un viejo almacén a punto de acabar en el vertedero. Sin duda, este ha sido un final mejor para una pieza que después de tapizar ha quedado preciosa.

Un baño repleto de curiosidades y buenas soluciones. Cuando le entregaron el piso no le gustaron nada los azulejos y en lugar de quitarlos (lo que hubiera resultado más laborioso y costoso) empapeló encima y el efecto es increíble. Además en uno de los rincones se aprovechó una antigua mesa de noche. Un lugar insospechado para una pieza así, pero que le da un toque especial.

El pasillo, precedido del precioso papel pintado de la entrada, esconde una hilera completa de armarios de suelo a techo donde su propietaria guarda cientos de zapatos (una de sus pasiones) incluido algún Manolo.
Y aunque lo parezca esta foto no fue tomada en diciembre, pero a mi amiga le gusta tanto esa época que decidió dejar el corazón rojo en la puerta. ¿Quién ha dicho que cualquier día no pueda ser Navidad? La verdad es que viendo la casa cuesta creer que quiera desprenderse de ella. Mi gran amiga ha puesto su  piso en venta.

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